



Salimos del metro y buscamos donde comer. Íbamos caminando cachondos, de cuando en cuando le sobaba el culo a Miros. Encontramos un lugar de snacks y hamburguesas con buena pinta, entramos y escogimos una mesa. Nos recibió una chica medio mamona quien nos mostró el menú y nos tomó la orden. Los dos pedimos hamburguesa, papas y cerveza. Mientras esperábamos la orden platicábamos de lo mucho que me gusta verla putear en lugares públicos, que se vistiera perrita y anduviera exhibiéndose. Su cara comenzó a ponerse colorada. Seguí diciéndole al oído que me gustaba cuando se daban cuenta que andaba cachonda y exhibiéndose cómo puta. Verla exhibirse así impudicamente hacía que se me pusiera bien dura la verga. Mientras más cochinadas le decía más me arrimaba el culo. Llegaron las cervezas, nos sirvieron en unos tarros, nos preguntaron si queríamos algo más y se fue la chica. De pronto Miroslava se puso de pie y me dijo, voy al baño, tomo su bolsa y se fue hacia el wc. Mientras esperaba bebí de mi cerveza y me puse a observar el bar. Se veía agradable onda chili's. Cuando volteo hacia el baño Miros venía caminando hacia la mesa, pero se veía diferente, llevaba una falda tipo animal print de leopardo, ligueros, una blusa negra y una bufanda. Tomó asiento y me dice -traigo apestosa la panocha, me la quieres oler? Inmediatamente sentí un respingo en la verga, volteé a ver si no venía nadie y me agaché a oler su entrepierna. Se me puso la verga más dura, olía delicioso, a panocha fresca, deseosa de verga. No se si a ustedes les pase pero siento que cuando ellas traen ganas de verga les huele diferente, más rico. Estuve unos segundos ahí y me levanté, ya traía la verga bien dura. -Le dije, te huele riquísimo, huele a puta, a que quieres verga. Ella me sonreía y se sobaba la pucha. -Me dice, quiero verga! y se mordió el labio inferior. Yo estaba embobado admirandola, su manera de moverse, su manera de ser y lo puta que puede llegar a ser cuando está caliente. -Me dijo, ponte cómodo, dale un trago a tu cerveza. Lo hice. Abrió las piernas, me mostró su pequeña tanga y la recorrió. Comenzó a sobar su clítoris suavemente y me miraba a los ojos. De pronto abrió su bolsa y saco a Pinto. Pinto es el nombre de nuestro consolador favorito, una verga suave de unos 23cm que cargaba en la bolsa. Lo tomó y se dio unos vergazos en la panocha. Cuando alguien pasaba solo cerraba las piernas, ponía sus manos en sus muslos y aquí no pasaba nada. Yo tomaba mi cerveza, volteaba a ver si venía alguien, saque mi teléfono y trate de hacer unas fotos. Se veía super rica exhibiéndose en el bar. Esta vez abrió las piernas y después de chuparlo se metió enseguida a Pinto, con un ritmo cadencioso lo metió y sacó algunas veces. Estábamos tan metidos en lo nuestro que no nos dimos cuenta que venía la mesera con nuestra comida. Con Pinto adentro solo se enderezó y sonrió, creo que la chica alcanzó a ver algo, porque al servirnos la mesa lo hizo con la cara de enojo. Cuando se fue solo le dije a Miros, al parecer no le gustan las putas y reímos. Le dije que se quedara con Pinto adentro mientras comíamos, lo hizo un rato, después se dió unos cuantos sentones, lo sacó y lo guardo. Hicimos una pausa y comimos muy agusto, nos la estábamos pasando muy bien. La mesera ya se las olía y nos vigilaba en todo momento. Pedimos otras cervezas y seguimos platicando. Cuando salimos del barcito, bien comidos y con unas cervezas encima, ya estábamos listos para ir buscando a dónde irnos a coger.