

📍Erbil, Irak. Irak. Un paĂs del que ni habĂa pretendido si ..
Added 2024-08-05 00:14:28 +0000 UTC📍Erbil, Irak.
Irak. Un paĂs del que ni habĂa pretendido si quiera pensar que iba a entrar y quienes vieron ese viaje supieron que de la nada habĂa sido una sorpresa el que estuviera ahĂ. ParecĂa tan inalcanzable pero una vez en su suelo, te dabas cuenta que todo no era tan distante como parecĂa. Desde sus paisajes, pasando historia oscura de un pasado en guerra hasta algo tan sutil como tener sexo.
Con sumo cuidado, revisaba cada perfil con el que interactuaba. De la misma manera, las personas sin foto de perfil no podĂan creer que un colombiano estuviera de visita en la ciudad y sospechaban que mi perfil fuera falso. Por lo tanto, era necesario hablar con cada persona con mucha cautela, ya que no sabĂas si un infiltrado de la policĂa podrĂa estar al otro lado.
Por eso llegaba a ser tan difĂcil. Dudabas de la autenticidad de las fotos que te enviaban. La forma de ligar en esta parte del mundo es tan cuidadosa que las fotos efĂmeras son gratuitas, a diferencia de nuestros paĂses, donde son de pago. Esto se hace para proteger la identidad del usuario.
Durante esos dĂas, me encontrĂ© con un perfil anĂłnimo, como era habitual, que me enviaba fotos de su cuerpo y su rostro. Entre mi sorpresa y mi excitaciĂłn, no podĂa creer que fueran reales. Me decĂa que yo era guapo y que querĂa conocerme, pero que tambiĂ©n tenĂa miedo. Entonces supe que en Irak es comĂşn hacer una videollamada, aunque sea breve, para comprobar que estás hablando con la persona correcta. Además, en los chats nunca debes mencionar explĂcitamente el deseo sexual o que vas a tener sexo; lo máximo que se puede decir es que vas a conocer a alguien y, a partir de ahĂ, lo que surja.
Ese dĂa en particular salĂ a la calle a recorrer y tomar fotografĂas, ignorando las advertencias del termĂłmetro. No llevaba más de cuatro horas fuera cuando supe que debĂa regresar al hotel para descansar. Sin embargo, no descuidĂ© la conversaciĂłn con este chico, con quien habĂa estado hablando durante unos dĂas. A pesar del miedo, ambos querĂamos conocernos.
- Hola, Âżque tal? Soy H*****, - me dice en una de las mesas de la recepciĂłn del hotel.
- Hoy es tu dĂa libre, Âżno?, - le pregunto. SabĂa que si no era ese dĂa, no era nunca. Que entre las fotografĂas que nos mandábamos y el morbo que tenia por probar algo distinto a lo comĂşn en su vida sexual estábamos los dos tensos.
En eso me dice que mire al vigilante y que abra Grindr cautelosamente. Que, sabe por comentarios, que existe una medida extraña en el mundo árabe que los vigilantes tengan un perfil anĂłnimo y vean quien entra y quien busca. “Bloquea siempre al primero que tengas cerca”, y se rĂe con esa cara de picardĂa kurda que conocĂa. Era notable que mientras mas hablábamos y bajábamos el tĂ©, mas grande se ponĂa su bulto en el pantalĂłn. Que entre mas decĂamos cosas superfluas y me preguntaba si me gustaba “viajar de forma suave o viajar duro”, con contestarle en cĂłdigo era suficiente para prenderlo más.
- ÂżY cuando viajas y te dan ganas de comer, te comes todo?
- SĂ, trato de no dejar nada afuera.
- A mi me gusta ver que se traguen la comida que sirvo, casi que se puedan asfixiar.
- Entonces, Âżeres un anfitriĂłn rudo?
Y se reĂa. Tocaba asĂ en cĂłdigo, entre la picardĂa y la inocencia. En ese delgado limite entre tentar al diablo con arriesgarse un poco. “Bueno, creo que ya sabes que soy real y no un policĂa”, le dije. “¿Me acompañas al cuarto a buscar algo para comer?”
No fue sino cerrar la puerta y darme cuenta que aquel picaron decente, de camisa de botones y pantalĂłn de vestir no era mas que un salvaje desenfrenado que solo querĂa reventarme en vergazos y leche. Y que si, que aquel comentario de ver como me tragarĂa todo era de verdad. Nos quitamos la ropa, nos dejamos arrastrar. Que era, segĂşn Ă©l, la primera vez en semanas que tenĂa sexo y en mi caso, la conclusion a tantos dĂas recorriendo el paĂs siendo excitado continuamente por los hombres del mismo.
Con la fortuna de tener que conocer a uno de ellos, el que parecĂa más inocente de todos y dejarlo arrastrarme entre la lujuria para coger como dos machos en celo.