

10.500 metros de altura. En el asiento, la luz de desabroch..
Added 2021-12-29 01:07:59 +0000 UTC10.500 metros de altura.
En el asiento, la luz de desabrochar el cinturón de seguridad se apaga. Estar en el aire no es que fuese la mejor manera para poder dar rienda suelta a un deseo reprimido, pero aunque pareciera extraño, somos muchos los que no hemos aguantado. En mi caso, venía con la cabeza echa un laberinto desde que minutos atrás, en el baño de la puerta 53, un tipo se me hace justo al lado para mear y solo segundos antes de empezar, un denso chorro de precum cae. Todo, como si fuera cámara lenta.
La imagen no se me quitaba de la cabeza. Era posiblemente, una de las cosas más cerdas que había visto en mucho tiempo y que no podía dejar pasar. Tampoco, podía meterme en el baño y hacerme una paja, no contaba con el tiempo como en viajes pasados.
Entonces, obviamente, al poder salir del asiento, lo único que se me ocurrió por la cabeza, fue correr al baño del avión, sacarme la verga y jalármela lo más rápido posible. Una paja rápida, de dos minutos, solo para sacarme leche y tener un orgasmo. Es riesgoso, apresurado, con sudor. La saliva se me escurría, mientras que mi cuerpo se tensionó tanto, que me dolían los músculos del pecho y hombros con la fuerza que hice para masturbarme.
Tenía que ser rápido o las azafatas sabían que estaba ahí para hacerme una paja, ademas del que estaba detrás mío esperando entrar. Pero, como saben, viajar tiene siempre sus lados ocultos y este era uno de ellos.
Así que buena suerte a aquel que entró después de haber dejado un orgasmo en el avión.