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Jardines de la Puerta Oscura, Málaga 5:30 pm. Hay un lugar ..

Jardines de la Puerta Oscura, Málaga
5:30 pm.

Hay un lugar en Málaga que tiene un nombre tan misterioso como lo que sucede ahí. Hay un sitio donde las familias pasan y caminan durante el día sin saber que cuando cae la noche, los padres se quedan un rato más a merodear entre los arbustos de este laberíntico jardín. Llevo unos meses en Málaga, explorando poco a poco la ciudad en lo que claro, la pandemia me deje hacer pero visitar los Jardines de la Puerta Oscura era sin duda un sitio con el que debía comenzar.

Una tarde después de tomarme un café estaba aburrido y la verdad, estaba muy caliente, producto de varios días sin poderme masturbar, que ya sabes cómo me gusta hacerlo. No sé que fue lo que pasó por mi cabeza, pero recordé que los jardines estaban a dos cuadras de distancia. ¿Valdría la pena? Pensé. Hace frío, no es que los manes de la ciudad salgan a hacer cruising en invierno. Pero, si yo ando con ganas de chupar y tragar leche, ¿qué me hace pensar que no hay alguien que quiera dármela?

Te confieso que aun después de tantos viajes, me da algo de nervios ir a cruising a un sitio por primera vez. En Timisoara, en Rumania, tuve una encerrona casi agresiva en un baño donde no sabía si me iban a robar o a darme leche entre cuatro. Ni lo uno, ni lo otro: preferí dejar de lado el sitio y salir rápidamente.

Los jardines son otro cuento. Para empezar, es un sitio de goce entre heterosexuales y homosexuales, que a eso de las cinco o seis de la tarde ya están vagando por el sitio, como si se les hubiera perdido algo. Hay unos bancos adosados a una hermosa pared repleta de buganvillas, que es donde los curiosos se sientan a abrir las piernas y ver quién de los que pasan al frente se atreven a bajar la mirada. Unos, sudados después de una carrera, aun con el lacra marcando su verga deseosa de explorar. Otros, heterosexuales quienes no tienen pena en agarrarse el paquete con la mano donde está el anillo que los delata. Pero aún así, entre ellos hay curiosos que están ahí, mirando si pasa algo o si toma una foto al atardecer.

En uno de esos bancos había un chico. Abierto de piernas, agarrándose el paquete, mirándome fijamente mientras bajaba la velocidad al pasar frente a él. Tu sabes cuando te gusta alguien en el cruising es porque no necesitas palabras, sino miradas. Cuando sabes que en minutos puedes estar pasando un rato de aventura, sin ambos están de acuerdo. ¿Y como hacerlo? Simple, aprender lenguaje corporal: sostén la mirada y si te gusta, solamente has un pequeño movimiento en la cabeza, como invitando a seguir. Acto seguido, si puedes, siéntate o deténte: si el otro la agarró, irá a hacia tí.

- Hola, ¿tienes sitio?, me preguntó sentándose a mi lado en una de las bancas.
- No la verdad. Vine a ... explorar.
- Vale tío, es que tengo ... tengo ganas de tu sabe', una mamaíta pero es que nadie.

Yo miraba alrededor. Aún era de día, no es que el parque estuviera lleno, pero los rincones más ocultos del parque a esa hora aún estaban muy expuestos. En eso, él me insinúa que bajemos al muelle, que conoce un baño del sótano del parqueo que se la pasa vacío la mayor parte del tiempo. Yo, sin bacilar, accedí a caminar un rato. Esto ya de por si es extraño: dos sujetos anónimos, que ni se saben el nombre caminando por la ciudad como si fueran de compras.

- Te diré algo. Si cualquier cosa ves que me separo de ti, es porque vi a alguien conocido, ¿vale?

Heterosexual y de closet. Fue inmediato. En esa caminata, de la cual nos mamamos un semáforo de casi dos minutos, me confesó que tenía novia y que vivía a las afueras de Málaga. Sin embargo, que un día, en una fiesta borracho, un amigo se la había chupado en el baño y no podía creer lo bien que lo hacía.

- Tío, joder es que lo hacen mejor que las chicas, ¿me entiendes?, refiriéndose a los homosexuales.

No tenía intenciones de cogerme, ni de cogerse a alguien más. Era un curioso que descubrió que una mamada hecha por un colega, era más potente que las muchas que había tenido con otras chicas. Y que estaba determinado a no irse a casa hasta que yo no le sacara leche. Mientras recorríamos el sótano, me hacía preguntas tímidamente. Que si me gustaba chuparla, que si podía chuparle los guevos, que si le gustaba el olor a macho. Todo mientras confesaba que mientras más le respondía, un goteo de precum caía desde su boxer a su pierna.

Para mala noticia, el baño estaba clausurado pero la noche había llegado. Nos miramos a los ojos en el muelle y los dos sabíamos que no había otra cosa más que hacer que volver a los jardines de la Puerta Oscura si quería deslecharse, así como yo, si quería tener una buena ración. Confieso que hay un morbo muy latente en tener cosas con heterosexuales, es algo común en el cruising y es por eso que es tan difícil tomar fotografías y hacer contenido de este tipo, porque son personas casadas o con novias que no tienen el más mínimo interés en ser descubiertos.

Pero somos hombres, y si hay algo que rompe esa barrera, es la adulación.

Por eso mismo, al volver a los jardines, fuimos directamente a la muralla del viejo palacio musulmán, que tiene un foso de unos ocho metros, perfecto para estar en el paredón a escondidas, aunque arriba de nosotros, aún pasaran personas y algunos turistas. En eso, se ha metido la mano en el boxer y ha tomado con sus dedos algo del precum que le escurría como un grifo abierto. Tengo un fetiche por el precum, pero esto era ya demencial: era como si corriera agua por los dedos, en una cantidad bestial que hizo que mi verga se saliera por el primer espacio disponible. Por eso, no dudó en meterme los dedos a la boca de inmediato.

"A lo que vinimos, que te quiero dar leche", me dice mientras me pongo de rodillas. De inmediato pude ver que efectivamente había corrido por la playa y que estaba cansado de un día de ejercicio. El sudor de sus boxer -ya mezclado con el precum- eran la gasolina que necesitaba para que me permitiera hacer lo que quería hacer. Pero en el cruising existe una batalla que quienes los practicamos, debemos lidiar: el ruido. Ese balance entre gemir lo suficiente y no llamar la atención. ¿Queremos que las personas que estaban a ocho metros arriba, tomando fotos, bajaran la cabeza y vieran a dos hombres teniendo sexo oral? ¿Podría alguien bajar y sentirse invitado? Porque pasa, me ha pasado muchas veces y he terminado en un festín de leche que algún día les contaré.

Pero en ese momento yo solo estaba concentrado en darle la mejor mamada. Que así no fuera cierta la impresión que tenía desde la fiesta con su amigo, que los hombres lo hacemos mejor, quería que al menos se creyera esa mentira y que yo, me iba a asegurar de hacerla verdad. Porque no hay mejor mamada que aquella hecha a alguien escéptico, porque de nuevo, somos hombres, ¿o no nos alimenta el ego cuando alguien nos dice que lo haces mejor que ningún otro? es un reto, somos competitivos y no importa si eres gay o heterosexual. Siempre vamos a alimentarnos el ego.

Es por eso que una, dos, cinco, diez veces me tragaba entera su verga. La llevaba hasta la garganta, haciendo que mi saliva escurriera por mi barba mientras mis ojos se ponían a lagrimear. Él no paraba de sujetarme la cabeza con los dos brazos, mientras se recostaba contra la muralla esperando el momento para acabar. Porque le gustaba sentir que su verga era lo suficientemente grande para hacer asfixiar al otro, en ese comportamiento primitivo de tenerla más grande, de ser el macho alfa. Y que mejor que un heterosexual, con ganas de competir para eso.

No fue sino una bomba de tiempo cuando, ya viendo que su verga pasaba entera hasta mi garganta con una facilidad que se le notaba que no había probado antes, que susurra muy despacio las palabras que esperaba oír, mientras yo, con mi otra mano, me masturbaba con la saliva que escurría directamente de mi barba. Chorro tras chorro de leche, en una cantidad abrumadora, me fueron llenando la garganta, al punto que no cabía más en mi boca. La abundante cantidad no tardó en caer en chorros directamente a mi verga que con la primera gota que la tocó, fue suficiente para hacerme correr.

Camiseta, pantalones, zapatos: todo. Absolutamente toda mi ropa ahora estaba llena de leche de algún extraño de la ciudad. Pero no me importaba, al final, no me importa el qué me iban a decir camino a casa. No es asunto de nadie.

Al salir de la muralla, vemos a dos sujetos yendo en la dirección a donde estábamos.

- ¿Tu crees que se iban a unir?, preguntó.

Lo miré y con un gesto con mi cabeza, como aquél gesto del comienzo, le hice entender que no sabía.

Nos despedimos sin palabras.
Él tomo camino a visitar a su novia.
Yo, tomé camino para irme a dormir.

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Un desnudo en el hotel nunca sobra. En China, era el único s..

Un desnudo en el hotel nunca sobra. En China, era el único sitio donde uno podía quitarse la ropa; las playas nudistas están prohibidas (luego que trataron de inaugurar una en Hainan y que la policía cerró) y básicamente todo el país está vigilado.

Así que el único sitio para empelotarse es la ventana del hotel. Y que los de abajo, miren.

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Mensaje al público: normalmente las historias tienen más de ..

Mensaje al público: normalmente las historias tienen más de una sola foto. En la última hah videos y fotografías, por ejemplo. Desliza q la derecha para ver el carrusel.

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Brasov, 4:30 pm En alguna carretera de Rumanía. "Si Dan, a ..

Brasov, 4:30 pm
En alguna carretera de Rumanía.

"Si Dan, a las 4:30 el carro estará en la Plaza del Cabildo y de ahí nos espera un largo camino. Así que come bien". El mensaje de mi próximo viaje llegaba a la pantalla de la aplicación. En Europa existen varias alternativas de viaje, donde las personas comparten asientos de su auto y uno paga para viajar con él, en un viaje compartido. Ayuda mucho a ahorrar gastos y lo más importante, a conocer gente.

Precisamente este era uno de esos viajes: tenía que ir a otra ciudad a cuatro horas de distancia y me era mejor por horario tomar un carro compartido que el tren. En la aplicación vi la solicitud de uno, compartido entre dos personas y buscaban uno adicional. Envié mi solicitud, intercambiamos WhatsApp con el copiloto y quedamos de acuerdo en un punto para arrancar un viaje.

- ¿Es posible viajar ahora, verdad?
- Sí, no se necesitan papeles. Finalmente

Acabamos de salir de una cuarentena de dos meses y medio. Una cuarentena pasada por mucho porno, cero contacto con otros y donde supongo que todos estábamos dispuestos a dejarnos llevar ante la menor oportunidad. Pues bien, uno no es bobo. Uno sabe que en WhatsApp si tienes una foto mostrona acompañada por una bandera LGBT+, es más seguro que eres gay. 100%. Así que de entrada, me sentía cómodo y por cosas del cortejo, o del morbo, la conversación en WhatsApp ya tenía tintes de coqueteo.

El carro llegó a tiempo y atrás quedaba la hermosa ciudad de Brasov para enfilarme rumbo a Transilvania. Tanto el copiloto como yo empezamos a hablar de temas de actualidad, cosas homosexuales y programas de tv. En esa conversación, de repente, me llega una notificación de WhatsApp.

- Hey, ¿tienes el pantalón roto, no?
"Sí", respondí.
- Hm, digamos que se te ve bien...muy bien.

¿Uno que hace en ese momento? El viaje apenas comenzaba y había una indirecta tremenda al otro lado de la pantalla. Mientras pretendíamos hablar de cosas superfluas, en el celular la conversación era de otro tinte y yo no podía sino dejar de pensar en lo que me estaba generando. De un saludo y una cita para tomar el auto, en unas horas ya pasaba a ver en mi pantalla sus videos corriéndose, deslechándose de forma masiva, seguramente hechos durante la infame cuarentena.

Nos empezamos a rotar desnudos, videos, morboseando sobre lo mucho que nos gustaba chupar verga y desechar a otro. Dos completos desconocidos, a menos de un metro de distancia, a punto de estallar después varios meses de nulo contacto con otro hombre.

Yo, aprovechando la total ventaja que me ofrecía estar detrás del piloto, lo que hice descaradamente fue empezarme a tocar. Lo acepto, fui lo vulgarmente dicho, una perra. De esas que aprovechan para calentar al otro, sabiendo que está en desventaja. Primero, tocándome el bulto por encima del pantalón, hasta que no se viera más opción que sacarla a respirar.

Grababa un video.
Se lo enviaba.

Imaginen el morbo de ver por el celular lo que un metro de distancia atrás estaba pasando. Un morbo que me daba más gasolina para continuar. Aprovechando el roto del pantalón, ese roto que había iniciado todo, deslicé lo que pude por él, sacándomela. Ya estaba afuera, sin más que dejar hilos de precum por todas partes. ¿Me culparían? ¿Una tensión sexual de este nivel, en el primer viaje de una "nueva normalidad"? No, no podía dejarlo pasar.

Tomar foto.
Enviar.

Me puse el iPad en la entrepierna y todo lo que hacía era, como un puto exhibicionista, masturbarme por debajo de él. Solamente con la intención de calentarlo y morbosear, con el miedo que el piloto del carro se diera cuenta de lo que hacía.

Grabar video.
Enviar.

- ¿Sabes que no le importa, verdad?
- ¿Qué cosa?, pregunté en el chat.
- Al piloto. Es mi amigo. Muy liberal, así que no te asustes si...

En un abrir y cerrar de ojos, el desconocido de una aplicación de viajes estaba masturbándome en el carro de su mejor amigo y su amigo, quien iba manejando era cómplice. Ajustaba de vez en cuando el retrovisor, solo para cerciorarse que su colega me estaba masturbando como era debido.

¿A quién en su sano juicio se hubiera imaginado una fantasía así? Jamás en la vida pensé verme en un carro con dos pervertidos que disfrutaban verme retorcerme del placer. No tenía más opción que desabrocharme el pantalón, escupir la verga y dejar que el viaje siguiera por donde tenía que seguir. No querían sexo, no querían incluso que me corriera (no yo tampoco, la verdad). Solamente querían entre colegas satisfacer sus necesidades sexuales y sus morbos retorcidos, tener un rato de nudismo y placer entre hombres, en su entorno controlado, en su pequeño carro.

"Hemos llegado", me dice el copiloto.

Yo me sentí un tanto triste porque sabía que la diversión había acabado.

"¿Tienes donde quedarte?", me pregunta.
"No, apenas voy a llegar a ver".
"Pues puedes quedarte conmigo, es la casa de mis papás, pero hay un cuarto extra".

8:41 am.

Apenas once minutos después de haber sonado la alarma, recibo un mensaje.

- Buenos días, ¿cómo estas vestido?
- Estoy desnudo, respondí.
- ¿Puedo ir a masturbarte? Quiero ir y tomarme tu leche.

Desayuno servido.

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¿Han compartido carro cuando viajan? Estar con desconocidos ..

¿Han compartido carro cuando viajan? Estar con desconocidos compartiendo un destino, para enterarse que uno de ellos está dispuesto a jugar y que tu, en el asiento de atrás, estás dispuesto a entretenerlo (de forma arriesgada) para hacerle el viaje más llevadero.

Pues la próxima historia será sobre eso.
Así que atentos.

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Por cierto, hoy en La W Radio me han entrevistado por mi Onl..

Por cierto, hoy en La W Radio me han entrevistado por mi OnlyFans (aún no me lo creo).
Así que si quieren escuchar la entrevista, les dejo el link.

https://www.wradio.com.co/noticias/tecnologia/onlyfans-la-masificacion-de-la-pornografia-en-redes-sociales/20210209/nota/4108340.aspx

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Estoy creando un proyecto para todos: Estoy compilando mapas..

Estoy creando un proyecto para todos: Estoy compilando mapas, sitios y geolocalizaciones de sitios de cruising y lugares abandonados en diferentes ciudades. Serían mapas en Google, que pueden guardar y utilizar cuando estén en la ciudad o de visita. ¿Con que ciudad debería empezar? Los escucho.

Recuerden que pueden comentar aquí en el post o en mis mensajes privados. Sin miedo. :)

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Imaginen adueñarnos de nuestras consecuencias. Valorar much..

Imaginen adueñarnos de nuestras consecuencias.
Valorar mucho más un encuentro y el cortejo.
Aceptar sin problema un “no” como respuesta.
Poder hablar con amigos sin temor a sonrojarnos, sin esperar a que un juego de “yo nunca” sea la excusa patética para ser honestos.
Aprender que una foto enviada no significa que sea de tu propiedad.

Porque ya no somos objetos anónimos, sino sujetos anónimos.
Sujetos anónimos con suficiente soledad para disfrutar.
Pero sobre todo, con la suficiente honestidad para aceptar que todos, tenemos necesidad de placer.

Así que relájate.
No estás solo.

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Cosas que he aprendido en este OnlyFans: 1. La sexualidad e..

Cosas que he aprendido en este OnlyFans:

1. La sexualidad es más que el porno.
2. Me siento putamente cómodo con este contenido. Es como si finalmente tengo un sitio para hablar de mis viajes de la forma en que yo viajo; de mi vida sexual de la forma en que la vivo y compartirlo sin tabúes. En serio. No tengo esa presión de posar como en otras redes sociales, que llega a desgastar.
3. Las conversaciones por mensajes privados son tan inesperadas como geniales. Lo que he hablado por ahí (desde como tomarse una foto xxx, hasta consejos de cruising) han sido muy bacanas.
4. Que entre parceros cuando hay respeto todo fluye mejor.

Y por último, me gusta que sea un verdadero sitio entre manes, para hablar de lo que nos gusta, para verlo y por que no, vivirlo. Es como un club, donde no importa si es gay, bisexual, o heterosexual; lo que importa es pasarla bien. Que más allá de lo típico de fotos y videos que hay por montón, aquí sea un sitio de explorar, aprender y experimentar.

Gracias eh.

Mañana subo otro video. Estamos en cuarentena, así una nueva salida a la montaña y a la playa nudista será en unos días. ;)

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Todos nos hacemos la paja. Todos. Piense en cada parcero que..

Todos nos hacemos la paja. Todos. Piense en cada parcero que vea en la calle es un pajero: el taxista, tu compañero de la universidad, el fastidioso de gerencia, el guardia del edificio, el tombo hijueputa, el cura, el cajero del supermercado... todos tienen ese hábito.

Ahora más que nunca, después de periodos de encierro, hemos aprendido a disfrutarla al punto que el término "solosexual" ya se extiende por las redes. Y confieso que me encanta tanto hacer cruising, como masturbarme. Sí, soy de los que a media noche, en un hostal, aprovecha para hacerse una paja en la cama o en alguna ducha del gimnasio. Soy de los que disfruta una quedada en casa de un amigo para jugar PS/Xbox y hacernos una paja en el proceso. Y es que somos hombres: todos nos sacamos leche, todos.

Por mi parte, yo sé que me gusta cuando me pajeo. Para eso, tengo siete reglas que te quiero compartir.

1. Saliva. Mi puta gasolina. Para mi, una paja debe tener saliva. Hay gente que usa mucho el lubricante (recomiendo Albolene) pero siempre termino volviendo a lo básico y esto es escupir. Llego a quedar completamente empapado, pero, ¿al final no hay que limpiar todo? Entonces, para qué molestarse en hacer de algo sucio, algo limpio.

2. Cockring. En el último año le he agarrado amor al cockring. Para los que no lo conocen, es un juguete sexual que consta de un aro que aprieta la verga. Hay quienes prefieren metálicos o de cuero, pero de los que he probado siempre termino con los más sencillos: los de goma. Y tampoco hay que gastar mucho dinero en ellos, en AliExpress los consigues desde 1 dólar el paquete de tres tamaños que, como truco, el más pequeño úselo para las bolas y el mediano/grande para la base.

3. Pola/Cerveza. Gusto adquirido con los años. Una paja siempre va con una cerveza fría. Hay un punto donde sudas y bueno, hay que estar fresco. Como dato adicional, ¿les dije que quedaba con amigos para jugar y hacernos pajas? Pues ahí la cerveza es 100% justa y necesaria y si lo invitan, por favor, llegue con un sixpack.

4. C2C. El viejo cam x cam, el pajearse por cámara. Creo que es la actividad más vieja que practico, porque perfectamente puedo remontarme a las épocas del MSN, del CAM4 (antes de los token) y hasta hoy en día tengo amigos que conocí en una paja por cámara. Si bien Skype es la vieja confiable, disfruto mucho perderme en lo aleatorio de páginas como dirtyroulette: no necesitas cuenta, vas al grano y tienes pajeros de todas partes del mundo y toda orientación sexual.

5. Gooning. No sé si han oido de este término, pero lo explicaré. El gooning es un estado de trance en la masturbación sin toda la mierda espiritual del tantra. Es básicamente el hombre en su estado más animal, un estado casi hipnótico, donde lo importante no es llegar al orgasmo sino construirlo. Los gooners tendemos a irnos en nuestras expresiones faciales, sin miedo a vernos ridículos. Confieso, cuando practico gooning con otro amigo, son las pajas más potentes que he tenido.

6. Porno, por supuesto. No es que todas las pajas requieran pornografía, pero una buena lista de reproducción no cae mal. Y no se si les sorprenda, pero soy fanático tanto del porno gay, como del heterosexual y el bisexual. Me gustan las escenas largas, los videos amateur (especialmente cruising, nudismo, exhibicionismo) y si es de estudio, el porno de exteriores, el porno taboo y el wrestling. ¿Y si hay porno que me aburre? Sí. Me aburre de sobremanera el porno de los manes de cuerpo perfecto y con guiones de Protagonistas de Novela.

7. Lo más importante: un buen amigo de pajas. Creo, que es básico. Un buen amigo de pajas es alguien que tu sabes que recibes un mensaje para verse en la casa o para conectarse vía cam e inmediatamente se te para. Un colega, un parcero, que independientemente de su orientación sexual (les confieso, tengo grandes amigos de pajas que son heterosexuales) está ahí para llevar al placer mutuamente. Siempre he dicho que uno termina empujando al otro a seguir, a subir el ritmo o bajarlo, a escupirle la verga, a poner una porno que guste o a morbosear según lo que la verga ordene.

Cada quien tendrá su forma de masturbarse. Hay quienes hacen edging (una paja por horas o sostener el morbo por días) o hay quienes les gusta el rápido y ya. Cada quién lo hace a su gusto.

Lo importante es disfrutarlo y no negarlo. ¿O ya se olvidó en el colegio cuando los compañeros decían que el que niega la paja, niega a la mamá?

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Para unos buenos cockrings, recomiendo estos. Así pueden pedir tres paquetes.
https://es.aliexpress.com/item/4000918010292.html?spm=a2g0s.9042311.0.0.416263c0pt5sFg

Sobre el gooning, esta es una gran nota. Está en inglés.
https://melmagazine.com/en-us/story/gooning-porn-how-to-goon-reddit-edging-masturbation

Para sitios C2C, estos son los mejores:
https://dirtyroulette.com
https://chaturbate.com

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Benidorm, 5:10 pm. Playa nudista del Recó del Conil. El sol..

Benidorm, 5:10 pm.
Playa nudista del Recó del Conil.

El sol apenas se podía esconder en el cielo: era noviembre, y el frío ya empezaba a sentirse en las playas de Benidorm, uno de los balnearios más famosos de España. Era el día apenas perfecto para ir a una playa nudista, ya que después, quién sabe si podría ir. Yo soy nudista empedernido, desde siempre. Recuerdo que de niño me picaba andar con ropa. Nunca me gustó dormir con pijama. Entonces, cuando empecé a viajar y a descubrir las playas nudistas, empecé a encontrar casi que el lugar perfecto para mi.

La de Benidorm no es menos famosa que el resto de España, pero tiene su carácter especial: tiene una de las zonas de cruising más extensas de Europa, tanto, que se necesita un carro para recorrerla. Pero claro, yo, caminante a morir, decidí ir a pie. Me tomé un vino, alisté un sandwich y salí a la montaña, listo para llegar a la cala del Recó del Conil, que literalmente significa "andar en bolas".

Siguiendo los pasos del mapa, y ya alejado de la ciudad, empecé a bajar la montaña una vez se ve el horizonte del mar. Es un camino escarpado, solitario, con vistas extraordinarias al paraíso nudista. "Un buen sitio para venir al atardecer y capaz hacerme una paja", pensé. Ya, si han visto, saben que soy de los que cuando salgo a caminar y estoy solo, aprovecho para marcar territorio. Un fetiche quizá.

Pues bien, un letrero avisa que estás en territorio nudista. En eso, aprovecho y extiendo mi toalla sobre la roca desnuda de la playa que es más, una tarima natural para los que quieren estar ahí y exhibirse ante los curiosos. No miento, yo era uno de esos. Podía ver a lo lejos a tres señores morboseando a los que estábamos en la piedra estirados, que éramos tres, mientras se tocaban sutilmente como queriendo invitarnos a bajar y seguir.

Al lado mio había un chico. Delgado, guapo, con una verga muy linda debo admitir. Me miró fijamente y mantuvo su mirada durante mucho tiempo. La esquivábamos. Yo hacía que estaba ahí "por el calor"; él, que estaba para aprovechar el fin de semana. Pero siempre, en cada excusa de voltearnos, nos mirábamos de reojo. Entre mirada y mirada era obvio lo que pasaba. Tanto él, como yo ya estábamos con una erección enorme, de esas que podía ver a tan sólo dos metros de distancia cómo escurría precum en su pierna. Trataba de ocultarlo, especialmente de los morbosos de abajo, pero era imposible. Solamente podía verlo tomar sus dedos, tocarlo, y llevárselos a la boca para lamerlos mientras me miraba.

Ya en este punto era evidente que la provocación en el silencio era máxima. Y es que, en el cruising hay un lenguaje universal: el silencio. Es pura química, de dos hombres que sin expresar o decir algo, solamente se dejan llevar por el impulso sexual. Es por eso que aun si no hablas el idioma, puedes arrastrarte por esa química, al nivel que descifras con el lenguaje corporal los fetiches del otro.

En eso, ya viendo que el sol se iba, él se levantó. Me hizo un gesto con la cabeza, de invitarme a ir "más allá", correspondido con un acepto de mi parte, bajándola, cerrando los ojos.

Sin decir palabras el trato estaba hecho.

— "Hola, me llamo Dan."
— "Y yo Mateo, mucho gusto. Te puedo preguntar algo? ¿Tu estabas en el supermercado ayer a eso de las 8:00 pm? Es que tu gorra rosada..."

Quedé helado. Sí, si era yo. Si estaba comprando el vino y el sandwich de ese día. Y reconocí inmediatamente su argolla en la oreja: habíamos cruzado miradas pero con los tapabocas, apenas teníamos mitad de la información.

— "¿Nuevo aquí? ¿Sabes a donde ir?"
— "Algo", le respondo. "Si quieres podemos ir a la montaña, hay una buena vista"
— "Hm, como que conoces este sitio"

Asenté mintiendo. Obviamente era la primera vez, pero yo solamente quería tomar control de la situación. Mientras caminábamos, solamente tenia el deseo de sacarle la verga y chupársela en venganza por haberme provocado minutos atrás en la peña de la playa.

Entre palabras, de saludos y de tratar de conocernos, logramos llegar al sendero donde empieza a subir hacia Benidorm y con el mismo morbo de los mirones de la playa, nos besamos como si no existiera nada más que hacer. Las manos de ambos, a ese punto, estaban ocupadas en sacarnos la verga en ese instante.

— "Mierda, viene alguien", le dije. Las voces de algún grupo se acercaban, pero como es un valle, el eco no nos decía de donde. Fue entonces que le propuse subir un poco más en el sendero, además, con una promesa: "te voy a sacar la leche mientras ves el atardecer, así que no creas que soy romántico". Se rió.

Y es que, ahí, unos metros más arriba, todo fue una adivinanza de códigos. Lo irreal es que de desnudó todo. Uno pensaría que tener algo de ropa sería de ayuda cuando bajara, no se, la familia que estaba caminando en alguna parte, pero entendí que el estar completamente desnudo hacía que ese pedazo fuera simplemente nuestro, así que yo hice exactamente lo mismo. De rodillas, yo solamente tenía un propósito y era tragarme hasta la última gota de él. y él, como pude sentir en esos minutos, tenía el propósito de forzarme a hacerlo.

Cosa que no veo problema.

No vi problema cuando me agarró del pelo a forzarme hasta la garganta. Menos él lo vio, cuando me la saqué y la escupí entera, para lubricarla y seguirlo ordeñando: es más, entendió que es lo que me gusta y no perdió el tiempo en sujetarme de la boca y escupirme en la cara para volver al ruedo, mientras las piedras del sendero estaban encharcadas entre saliva y precum. En ese punto, cuando solamente podía verlo a los ojos mientras mi cara estaba apenas estallada y yo, masturbándome a punto de reventar, sentí como chorro tras chorro me caía en la boca, barba y el pecho. Pero no solo los de él, los míos también, mezclados con toda la saliva de ambos que mi cuerpo apenas podía sostener.

— "Que lindo atardecer, ¿no?"
— "Sí", le respondí. "Te dije que verías un lindo paisaje mientras te deslechaba".

Se volvió a reír.
Me invitó a su carro, y después de una gran conversación, volvimos a casa.

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Descripción de la página cambiada. Espero que así los que es..

Descripción de la página cambiada. Espero que así los que están afuera dejen de pensar que esto es Barney and Friends. 😂

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El nudismo. Salir de una cárcel. ¿A que no hay mayor placer..

El nudismo.

Salir de una cárcel. ¿A que no hay mayor placer que ese de estar desnudo en cuanto se pueda estarlo?
Y no, no lo practico en soledad únicamente. Tengo amigos nudistas, donde no tenemos líos en quitarnos la ropa y relajarnos en alguna quedada. En tomar una cerveza, hablar tonterías y ver televisión. Incluso, compartí apartamento con uno de ellos por tres meses.

¿Qué es inevitable que pasen cosas? No voy a mentir, suceden.
¿Se disfruta? Mucho.
¿Que si quiero volver a vivir con alguien nudista?
Pues, estoy buscando uno.

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Hola a todos. Esta semana pienso hacer una rifa de un regal..

Hola a todos.

Esta semana pienso hacer una rifa de un regalo para todos ustedes ✈️ así que necesito sus respuestas al siguiente poll.
¡Espero resultados pronto!
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Hello everyone.

This week I plan to make a raffle for a gift for all of you ✈️ so I need your answers to the next poll.
I hope for results soon!

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Changsha, RPCH 3:40 pm No lo puedo negar, seguramente han v..

Changsha, RPCH
3:40 pm

No lo puedo negar, seguramente han visto muchas historias explorando montañas, metiéndome a bosques. Tampoco puedo negar que algunas veces me gana más el estar solo, el no tener a nadie cerca y estar desnudo un par de minutos al aire libre dejándome llevar.

Quién quita que un día de estos pase algún corredor curioso.
O que simplemente tenga un compañero de viaje.
O en algún lugar cerca a tu oficina, cuando te tomas la tarde libre. Como ese día, en el que decidí adentrarme por los jardines del campus y en la más recóndita soledad, dejar salir de mi. ¿Lo recuerdan? ¿Donde trabajaba antes, en aquél lejano país? Sí, incluso allá, con todas las prohibiciones, habían lugares fuera de las cámaras de seguridad.

Ahí, precisamente, en lo más seguro me sentí lo más libre.

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Creo que no es mala idea publicar un video de esas solitaria..

Creo que no es mala idea publicar un video de esas solitarias salidas a explorar montañas, caminando, teniendo tiempo de estar al aire libre, ¿no? 💦

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Creo que en todas mis veces haciendo urbex, nunca he querido..

Creo que en todas mis veces haciendo urbex, nunca he querido estar solo. Pero a la vez, me gusta estar en silencio y privacidad.

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Panamá, 3:45 pm. Fuerte Kobbe. Como comenzó todo. "Va a se..

Panamá, 3:45 pm.
Fuerte Kobbe.

Como comenzó todo.

"Va a ser un fin de semana interesante", le dije mientras conducíamos del aeropuerto a mi apartamento. "Tengo planes de unos sitios muy chimba para visitar". Por allá en el 2015 vivía en Panamá, por cuestiones de trabajo. Además, mi novio en ese entonces, Andrés, se había quedado en Bogotá, pero había tenido el detalle de tomar un vuelo, rentar un carro y visitarme.

Como saben, me encanta la exploración urbana: entrar a sitios abandonados, y tomar fotografías en ellos. Y en Panamá, había un tesoro increíble: los gringos hablan moldeado durante cien años la superficie del canal, y en el camino, construyeron fuertes militares para sus tropas.

"Fuertes militares abandonados", le comenté. Él, escéptico, - pero intrigado- aceptó el plan.

Conducimos Fuerte Kobbe, cerca al aeropuerto de Panamá Pacífico. Un sitio donde los soldados rasos dormían en barricadas y los de altos rangos tenían una especie de condominio, de casas bi-familiares. Habíamos oído historias, de como los soldados armaban sus orgías en los fuertes ya que Panamá era una especie de "república sin ley" y nuestro morbo, que era de por sí bien alto, no podía dejar escapar la idea de ir a estos sitios donde en algún momento la testosterona de cientos de hombres dio rienda suelta a sus perversiones.

Siempre fui muy atrevido con él. Tal vez, porque me seguía el ritmo. Recuerdo que cuando vivía en Bogotá me encantaba chupársela en el carro mientras iba por la Autopista Norte, para ver si podía aguantar y terminar cuando llegáramos a casa. Un día, de hecho, pusimos la cámara y dejamos que un amigo, -en ese momento heterosexual-, nos viera tirar, solamente porque él tenía la curiosidad de ver a dos hombres haciéndolo. Pero esta vez era rara, ya que era la primera vez que Andrés viajaba conmigo y hacíamos una actividad que disfrutaba, los sitios abandonados.

Entramos a las residencias, una a una. Me sorprendía ver que parecía que los soldados se habían ido del sitio apenas unos días atrás, porque aún quedaban elementos de cocina, ventiladores, estufas, puertas...elementos aún ahí, en su lugar. Claro, una parte del fuerte fue habilitada para estudiantes, después de los militares, y por eso algunas barracas aun tenían cosas.

Mientras andábamos, veíamos que a lo lejos, habían vigilantes, que tal vez custodiaban los equipos de demolición. Sin embargo, logramos escabullirnos y saltar de barraca en barraca, siendo muy silenciosos, mientras el día se ponía cada vez más oscuro.

"Va a llover Andy", le comenté.
"¿Nos vamos?"
"No, espere, quiero ir al pabellón más grande. Además ... eso se demora".

Mentiras. Apenas subimos al tercer piso del pabellón, empezó a llover fuertemente, a cántaros, como es apenas esperable en un país tropical. El cielo parecía que en segundos se desprendiera y estábamos a más de 1 kilómetro de donde estaba el auto. No nos quedaba opción que explorar esa base militar en medio de la selva. De repente, oímos voces. Al parecer había un grupo, no sé si una pareja también, que estaba merodeando por el sitio o si eran vigilantes.

Para no hacer ruido, entramos a uno de los apartamentos y noté que aún había una cama con un colchón al costado izquierdo del sitio. Andrés, se quedó mirando en la puerta esperando que no nos hubieran visto, vigilante que nada pasara para no meternos en problemas. Al sentirse seguro con que la lluvia fuerte los hubiera disuadido, volteó su cabeza para hablarme.

Pero no dijo nada.
Solo miró.

En el borde de la cama, acostado, estaba yo con los pantalones en las rodillas, completamente expuesto para él. "Aquí", le dije. Me escupí fuertemente la mano para lubricar un poco porque lo único que se me pasaba por la cabeza era que me cogiera fuertemente en aquél lugar. Desde el Aeropuerto no hacía sino verle el paquete con demasiado morbo, con esas ganas estancadas de semanas sin verlo, y no había tenido oportunidad alguna de estar con él en privado.

¿Cómo dejar pasar la oportunidad de estar en un sitio como ese, los dos aparentemente solos, sin nada que perder y con meses de ganas mutuas sin resolver?
Lentamente deslizaba los dedos, abriéndome para que aceptara de una vez por todas "reventarme el culo", como a él le gustaba decirle. En un acto de total tontería, cerró las persianas sin caer en cuenta que la puerta no cerraba.

Pero qué importaba. En segundos, se desabrochó el pantalón y dejó al aire su verga que estaba dura con el inesperado escenario. Nos gusta rudo, muy rudo; tal vez por eso conectamos tan bien como pareja. Sabía lo mucho que le gustaba escupir, clavarme de un solo golpe, hacer sentir en ese momento quien era el que mandaba en la cama. Sabía que habían personas buscándonos cerca y por eso tomó las precauciones necesarias, tomando su mano derecha y tapándome la boca a la fuerza para que mis gemidos no llamaran la atención.

Sí, gemidos. Gemidos porque no vaciló nada en enterrarla entera, abrirse camino, así sea a la fuerza, como nos gustaba que fuera. Más gemía, más duro presionaba su mano, mientras me miraba con ganas de castigarme, tal vez, por haberlo dejado en otra ciudad para irme a trabajar.

Las embestidas iban y venían, cada vez más, y más rápido. Ambos, empapados por la humedad, no dejábamos de besarnos par ahogar mis gemidos o para simplemente desear estar uno con el otro, en aquel decrépito lugar, como sabiendo que seríamos los últimos dos en tener sexo en aquella cama. ¿Cuantas veces habrá tenido sexo un militar ahí mismo? ¿A cuántas prostitutas habrá llevado, o a qué compañero habrá cogido en la total discreción?

Fue entonces que noté como violentamente me tapa la boca, mientras me sujeta la cabeza por atrás, hacia él, en un intento final de terminar todo de una vez por todas. Una bestia que quería estar en control de todo, mientras yo, lo único que pude sentir fue como se retorcía. No fue segundos más tarde que empezaba a llenarme, chorro a chorro, en cada embestida.

Al alejarse, se quedó mirándome, viendo el escenario, como si fuese todo una escena de aquellas porno que veíamos juntos en su casa mientras tomábamos cerveza. Yo solo podía sentir como salía leche de mí, como caía por la cama, y como aun su sudor estaba mezclado con el mío.

Se sacude la verga, se alza los pantalones y me levanta. Nos damos un beso largo, mientras vemos que afuera había parado de llover. Apenas perfecto para salir a escondidas, volver al carro y partir.

Esa fue la primera vez que tuve sexo en un lugar abandonado.
Juzgando por lo que me ha sucedido años posteriores, puedo decir, que ese día un nuevo fetiche nació en mí.

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Mientras termino de escribir otra historia de cruising y urb..

Mientras termino de escribir otra historia de cruising y urbex, los dejo con esta foto.

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Málaga, 7:40 p.m.

Málaga, 7:40 p.m.

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Sevilla, 5:10 pm. Jardines del Guadalquivir. ¿Por qué me gu..

Sevilla, 5:10 pm.
Jardines del Guadalquivir.

¿Por qué me gusta el cruising? El cruising es apropiarse de forma agresiva, de aquello que no hemos tenido: libertad de ser quien somos. Hombres, de todas las edades y estados civiles, con todas las inclinaciones sexuales, nos reunimos en espacios de la ciudad para simplemente ser y hacer lo que queremos hacer en silencio. Es una postura agresiva, de rebelión, de territorialidad a través del sexo. Ahí, al aire libre, con pocas consecuencias. Una sexualidad democrática, donde los que tal vez no nos sintamos identificados con mucha de la movida homosexual típica de bares o discotecas, podemos expresarnos sin tanto filtro y pavoneo.


Normalmente lo hago solo, pero esta vez, sería la excepción: decidí convencer a un amigo, a un sitio de cruising en Sevilla, España. Un jardín creado para el esparcimiento de la ya pasada Exposición de 1992, ahora lentamente se había transformado en un sitio de encuentros clandestinos entre hombres, deseosos o curiosos, para encontrarse con desconocidos y sin mediar palabra, llevarse mutuamente al orgasmo.

Ahí estaba yo, cargados, en celo, hambriento y con sed. Por mi parte sabía -por lo que había leído- que en estos jardines el punto de encuentro era el laberinto: un foso de pinos que era perfecto para perderse entre ellos y tener acción sin ser vistos en la superficie. Mi amigo, más curioso que convencido, solo quería ver cómo funcionaba ese ritual de morbo a plena luz del día.

Me dispuse a dar vueltas por el jardín, mientras le explicaba cómo sería agarrarse el paquete para tentar a algún transúnte a que me siguiera y dejarse llevar. Confieso, yo solo queria estar de rodillas en el suelo y disponerme a ordeñar, cuantas veces fuera necesario. Él, se mostraba cada vez más convencido de lo que podría pasar, se sentía algo intimidado por los hombres que vagan sin rumbo por el lugar pero el morbo de poder tener una mamada, ahí, sin más de forma tan directa le podía ganar y eso, se le notaba cada vez más en el pantalón. Llegué a pensar incluso que podíamos entre los dos ligarnos a alguien; pero no, no se que tanta confianza tuviera él para dejar que yo le viera su verga. En mi mente, él solamente queria tantear terreno y aprender.

Entre amague y amague, entre miradas que se cruzan y labios que se muerden, nos hemos quedado mi amigo y yo en la entrada en el laberinto. Mientras hablábamos de a quién le parecia más guapo, o que cosas me causaban morbo, notaba como se pasaba la mano por el pantalón. Sí, supongo que es parte de la excitación del momento o que definitivamente le llamaba la atención alguien y quería llevárselo a solas un rato.

Sin importarle, toma su mano derecha y lentamente se abre el cierre del pantalón. Alrededor nuestro, cinco hombres más se quedan pendientes de lo que pudiera pasar. No sé si como testigos, o como vigilantes; porque aún a esa hora, aunque todos los presentes estábamos ahí para darle libertad a los deseos que solo cumplimos en el anonimato, aún pueden entrar personas para simplemente recorrer el lugar.

Me miró fuertemente. Yo, percatándome de lo que estaba pasando, asenté la cabeza y la moví hacia la izquierda, para indicarle hacia a donde debía ir. El laberinto, diseñado para que veinte años atrás fuera un patio de recreo ahora es un campo de juego de adultos. En una esquina, entre los pinos, me arrodillé, y mirándole a los ojos solo pude abrir la boca, pero no para hablar. Por un segundo caí en cuenta que lo impensable, estaba pasando: no necesitaba encontrar un desconocido, terminé siendo objeto de placer de nada más y nada menos que mi amigo sevillano. El que tenía curiosidad; el que tanteaba terreno.

A pesar del invierno y del frío, el calor que podía dar con mi lengua era suficiente para que ambos nos calentáramos. Una y otra vez, adentro y afuera, mientras que me sujetaba el pelo con fuerza, todo lo que pretendía era que se pudiera venir en mi boca y yo hacer lo mismo en el suelo. Al lado, como testigos y vigilantes, habían dos sujetos, de unos cuarenta años, masturbándose con la escena.

Lo conozco desde hace un año, sabía que le gustaba y que no. Sabía que cuando bebe, saliva mucho. Sabía que le gustaba ponerse de macho alfa y hacer atragantar por una mamada. No sabía, remotamente que quería hacerlo conmigo. Pero claro, entre esa confidencialidad de antaño, no tardó en hacer uso de esas viejas conversaciones para escupirme en la cara y enterrarme toda su verga en mi garganta, una y otra vez, hasta que pudo correrse, de forma bestial, dando un gemido de placer al unísono del mio. Al lado, los otros dos testigos con prudente distancia, tampoco pudieron aguantar el placer de ver a dos amigos, en plena confidencialidad, probandose mutuamente.

Ahí quedó sobre el suelo la leche de ambos, mientras me limpiaba con el antebrazo cualquier resto que quedara en la barba. Así, al volver a la ciudad, solo el olor podría delatar lo que sucedió en un pequeño laberinto de un parque abandonado en Sevilla.

Tomamos el bus de regreso a casa, como era habitual estos días; solo que esta vez, y en un bus vacío, había un poco más de confianza. No se si la amistad se ha arruinado o hemos dado paso a una nueva fase de la misma. Lo que se es que apenas me vaya, los Jardines del Guadalquivir tendrán un nuevo visitante en la lista de desconocidos en busca de placer sin mediar palabra.

Y qué morbo me da por saber que aquél, es un amigo.

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Mientras preparo el primer relato de cruising, dejo esto. E..

Mientras preparo el primer relato de cruising, dejo esto.
Es que no tiene sentido seguir guardando esta foto.

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Bucarest, 3:30 pm. Creo que tengo un fetiche con los lugare..

Bucarest, 3:30 pm.

Creo que tengo un fetiche con los lugares abandonados. No tenía ni 18 años, y ya trataba de brincar cercas y explorar por mi ciudad. Poco a poco, creciendo y recorriendo el mundo, me dí cuenta precisamente en lo abandonado donde me siento más libre de ser y de estar. Es como ser dueño y señor de lo ajeno. ¿Saben que es lo más irónico? Que tengo en fotos un 1% de los sitios a los cuales he entrado, me he dejado llevar, solo o acompañado. Es mezclar lo prohibido de entrar, más lo prohibido de quitarse la ropa. El de ser atrapado en cualquier momento.

Y tal vez eso es lo que lo hace más interesante.

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